Hola a todos,
En esta ocasión os presento un ejemplar muy raro e interesante: se trata de un Jaguar XK140 DHC, con culata C, que llegó nuevo a España en los años 50 matriculándose en Madrid; al parecer lo compró un ciudadano norteamericano residente en España. En los años 60 fue embarcado hasta Inglewood (California), donde el especialista Iskanderian le instaló un compresor de tambor excéntrico McCulloch, reemplazándole los árboles de levas originales por otros de tipo deportivo. Al regresar a España fue recarrozado por el carrocero madrileño GALO MATEOS, con la carrocería que conserva hoy; según afirman los expertos, es el único XK140 carrozado en España.
Ignoro cuál fué el destino posterior de este ejemplar, pero por azares del destino hace unos años un amigo con muchos años de afición me dejó un lote de viejas fotografías para que las pudiera escanerar; entre ellas estaba la de este coche, con la citada carrocería de GALO MATEOS y el motor preparado. No sé cuando se tomaron, pero debía ser a mediados de los años 70; en una de ellas aparece Francisco Pueche al volante. En los años 90 el coche pertenecía a la colección de un prestigioso aficionado afincado en Tarragona.
La información la he sacado del reportaje que le dedicaron en el número 39 de Motor Clásico (abril de 1991).
Espero que os haya resultado interesante.
Última edición por Anonymous el 06 Oct 2011 13:09, editado 1 vez en total.
Hola David,
Ciertamente se hace raro ver un XK140, coche de por sí precioso, con ese frontal. Pienso que cuando el coche iba a ser recarrozado, el dueño le indicaría al carrocero cómo querría su coche, incluso es posible que le pusiera como ejemplo algún Ferrari o Maserati. Y seguramente también le pediría que se aprovechara todo lo que pudiera de la carrocería vieja para que no saliera muy cara la faena.
La labor del artesano carrocero no sería fácil, por muchas razones: dificultad de conseguir el material adecuado (plancha de aluminio o de acero), la complicación de elaborar en plan artesanal ciertos elementos de la carrocería (calandra frontal, marcos del parabrisas, por ver cómo aprovechar aquéllos elementos aprovechables (ópticas, pilotos), o por tener que amoldar las cotas y proporciones del nuevo diseño al chasis que había que carrozar.
Además, habría que ver los medios disponibles para trazar los planos, y para convertir éstos en las diferentes secciones de la carrocería y sus accesorios; hoy con el AutoCad y con software de simulación se puede hacer prácticamente de todo, pero en los años cincuenta, los cálculos se efectuaban con medios más rudimentarios, como mucho con reglas de cálculo, y es posible que trabajaran basándose en fotos, o incluso en algún coche que tuvieran por allí.
Total, que visto el panorama -aprovechar lo que había- el realizar un nuevo diseño acorde con el espíritu del coche, ejecutarlo con medios precarios, y que encima quedara bonito, tenía un mérito tremendo, lo cual dice mucho del talento del taller de carrozados Galo Mateos.
A modo de ejemplo puedo decirte que un amigo mío, Alejandro Marín, gran carrocero valenciano que en su taller "Talleres Santa Bárbara" ha reconstruido vehículos de un extraordinario nivel (he podido ver cómo restauraban entre otros MB 300SL, MB 300 "Adenauer", RR Phantom I, Phantom III, Silver Wraith, 20-25, Bentley 4 ¼ , Ferrari 330 GTC, etc.) trabajaba sin planos ni escalas. Después de estar cuarenta años en el oficio (primero carrozando camiones y autobuses, después dedicándose a la plancha y pintura en un taller SEAT y durante más de veinte años como restaurador), ha desarrollado la capacidad y habilidad de trabajar con todos los materiales usados en un carrozado (chapa de acero, aluminio, latón, madera, etc.) de un modo intuitivo, de calcular perfectamente las escalas y dimensiones de las piezas que conforman una carrocería. Aun así, sus aletas, parachoques o calandras realizadas artesanalmente no tendrán nunca el acabado de una pieza embutida por una prensa. Ciertamente, asombra ver que de una plancha de acero de 15 mm. acaba surgiendo como por arte de magia un parachoques, que una vez acabado y montado en un Rolls Royce parece el original! Me imagino que los carroceros, como Galo Mateos, que realizaban trabajos de este tipo desarrollaron un dominio del oficio similar al de mi amigo Alejandro.
A Pedro Serra, carrocero catalán que carrozó muchos Pegasos, y algunos ejemplares de Rolls Royce, Bentley, Aston Martin o Morgan, durante los años 50 y 60 le pasaba lo mismo. Ves sus coches y gustarán más o menos, pero tienen el encanto de ser piezas únicas elaboradas con medios y recursos muy precarios. Actualmente estoy siguiendo muy de cerca la restauración de un Pegaso Z-102 Spider carrozado por este carrocero y ves esas pequeñas imperfecciones propias del trabajo artesanal, pero para mí, más que restarle valor, a esa carrocería se lo otorgan porque no dejan de ser piezas únicas e irrepetibles.
No, si está claro que facil no es, o mejor dicho era, carrozar un coche, pero por eso mismo... si no sabes muy bien como te va a quedar... mejor el original.
En todo caso, cierto es que el trabajo de carrocero debe ser una pasada.
